Callejero Ambulante, Vendedor Ambulante



En Iquique nunca fue una práctica habitual... creo que el hecho de que las distancias a recorrer sean reducidas y aquel placer de que no existan paraderos establecidos (aplicándolo a que puedo hacer para la micro donde se me antoje) no lo hace un ambiente idóneo para estos personajes. Y hablo de personajes no como termino vejatorio....no, en absoluto, sino que en la amplitud de la palabra lo son.

En mi nueva región... y digo nueva porque ya asumí quedarme aquí permanentemente... me sorprendió la velocidad que los choferes de micro pueden llegar a alcanzar en sus vehículos, además del respeto casi dogmático que hay por los paraderos establecidos y el agrado en sus caras cada vez que cortan un nuevo boleto ... ojalá el de los tramos largos... significa para ellos un buen día de trabajo.

Pero volviendo a mi tema... otro elemento a considerar y que amo observar... pero sobre todo escuchar, es aquel vendedor que con su producto estrella, vestido con el mejor traje que tiene y con un uso del lenguaje que asombra, vende y describe maravillosamente cosas tan simples como un lápiz paste, el corta uñas, la tijera multiuso, el juego de llaves, la tobillera milagrosa, el juego de agujas e hilos que nunca está demás en el hogar... o aquel que pasajero por pasajero nos entrega la siempre útil tira de parche curitas adornada con un calendario Disney con mensajes rococós para alegrar el día. 

Me asombra la capacidad de descripción y aún más la capacidad de memoria que han debido desarrollar para adaptarse a su único medio de trabajo. Tan sólo si pudieran tomar conciencia de que el mismo grado de esfuerzo empleado para aprender ese texto recitado, tal poesía de escolar para el día de la mamá, fuese aplicado y replicado a varios aspectos de su vida, les haría constatar una mejora indiscutible en sus posibilidades.

No se trata de hablar bonito. Se trata de emplear adecuadamente nuestro Lenguaje.

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