De veras pensé que no volverían esas ganas locas de escribir, de acostarme pensando en cómo decir lo que pienso, de tal forma que, sepa que a quien sea fue dirigido lo que escribo, esbozó una sonrisa de agrado.
Anoche, mientras volvía de santiago (en un bus que odié), pensé en esas cosas que por mucho tiempo dejamos de hacer por sentirnos grandes. Y mientras caminaba las 3 cuadras que faltaban para mi casa, me dije, no por tener ya mi cartonsito bajo el brazo he de dejar de lado aquellos placeres ocultos en las simples cosas de la vida.
Hoy, cuando desperté, de frente a mis ojos estaba aquel libro que mi má me envió para navidad, tiene 365 lecturas... una por día... pero debo confesar que me adelanté y llegué sin querer, a encontrar "aquellos placeres ocultos en las simples cosas de la vida"Y
4 Jugar a los barquitos con el cereal en la leche (también puede ser yogurth).
4Disfrutar saltando (y ensuciando) un nuevo par de zapatillas.
4 Hablar al gato (aunque yo preferiría a la Capuccina) como si no hubiese más que hacer durante el día.
4 Dar gracias a Dios (o por qué no a Buddha o quien sea) por las pequeñas bendiciones.
4 Tener todos los dientes sanos (o algún reemplazo apropiado).
4 Perder tiempo en el baño mirando los dibujos del papel higiénico, o bien, dejando mensajes en el vidrio empañado.
4 Dejar que el chocolate se derrita en las manos... y así!, así seguiría.
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