Del pastrami a la mortadela

Creo que la ordinariez es otro de los rasgos inherentes a cierto porcentaje de la población mundial. Y creo que nacionalmente el nombre de flaites acomoda muy bien. Siempre me he preguntado de dónde vino, porque realmente son ingeniosos, tanta palabrota que uno ni se imagina qué es, ni de dónde es, ni por dónde nació particular adaptación.

La razón de mi reciente explicación no viene más al caso que por un verosímil comentario que se hizo a mis dos anteriores publicaciones. ¡Qué manejo del léxico mi Dios! ¡Qué capacidad del Lenguaje!, por favor, que manifiesto más elocuente del nivel de educación alcanzado.

A tal persona anónima, no me queda más que decirle: sé quien eres! Jkajak!!, y te juro que no me lo esperaba de otra persona. Yo no quiero aludir a nadie con lo que me nace escr

ibir, pero al que le caiga el sombrero que se lo ponga, y ante eso no puedo hacer nada. En eso

gastan tus padres el dinero que invierten en ti…lástima por ellos.

Pensando en las apariencias, y en el querer ser como no somos, creo que por el lenguaje nos pillan a todo y literalmente por la boca muere el pez: y después de tantas maneras de pensar el manifestar lo que me provocó ese comentario, no me queda más que decir que: “del pastrami a la mortadela”, claramente, que más mortadela que tus agravias palabras mujer, que muestra de alcurnia señorita, me mata, me mata me mata!

Esto de las comparaciones, sé, que no es bueno… pero ante las circunstancias, que más que nada me destrocé en risas, me disculpo y las traigo al caso. Tampoco tengo algo en contra de la mortadela (que quede claro), pero me quedo con la pechuga asada de pavo sopraval.

Más que nada, recalcar por favor la finura de labios, y la no tolerancia a los anónimos. Dónde quedan las instancias de diálogo, enserio, ante todo tipo de especimenes. Y oiga señorita, nadie tiene nada contra usted, solo que nos es indiferente.

Y si tiene algún problema con mi pelo, consultelo con Victor Julio, sobre mis cajas, con mi mamá, con los tacos, en la tienda que se compraron, y si le molesta, dirijase y remítase a mi.